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Adéntrese en el Parque Nacional de Doñana y explore el inmenso tesoro natural que esconde. Marismas, dunas móviles y especies animales únicas en el mundo.

Por tierra o por agua: ¡elige tu aventura!

El Parque Nacional de Doñana es inmenso, con casi 110.000 hectáreas de superficie protegida. Recorrer estas distancias a través de dunas y acuíferos no es tarea para aficionados, por lo que existen varias alternativas para visitar la región. Una de ellas es a través de los incomparables vehículos todo terreno del parque. Desde el centro de visitantes de El Acebuche, unos enormes vehículos verdes le llevarán por todo el espacio protegido, comenzando en la playa de Matalascañas. El itinerario incluye una visita a los cuatro ecosistemas del parque: dunas, marismas, reservas y vera. La otra es un viaje por la desembocadura del Guadalquivir en el barco Real Fernando, que fondea cerca de los antiguos neveros de Sanlúcar de Barrameda y rodea gran parte del Parque. Ambas rutas cuentan con excelentes guías que le contarán todos los secretos del Parque. Tú eliges cómo quieres ver Doñana. O puedes probar las dos, tú decides. Playa, dunas móviles y corrales. Maravíllate con la curiosa adaptación de las especies vegetales a Doñana.

Aunque la marisma es el ecosistema más extendido en Doñana, el sistema dunar no se queda atrás. ¿Sabía que las dunas se mueven? Gracias al viento predominante del suroeste, conocido localmente como «foreño», la arena de los cordones se desplaza a una velocidad media de entre tres y seis metros al año. La duna más alta, que se eleva hasta 35 metros sobre el nivel del mar, se llama Cerro de los Ánsares. Desde aquí se puede observar uno de los muchos fenómenos naturales que se dan en el parque: los corrales. Se trata de pequeños pinares que aprovechan el paso de las dunas para crecer a medida que ésta avanza. Cuando la duna se los traga por completo, dejan a su paso los famosos «campos de cruces», que son los esqueletos de viejos pinos emergiendo de la arena. Un dato aún más curioso. ¿Conoce el árbol que «surfea» las dunas? El enebro marítimo, para evitar el destino de sus vecinos los pinos, enrolla sus raíces para mantenerse a flote mientras la duna avanza y las desenrolla cuando no hay peligro. Curiosidad:Fíjate bien en la arena. Las dunas son como un libro que explica el movimiento de la vida animal en la región.

Sumérjase en las marismas y sorpréndase con la variedad de aves acuáticas. 

Doñana es el mayor humedal de Europa Occidental. En la actualidad, las marismas del parque dependen totalmente de la lluvia para inundarse, estando secas la mitad del año, por lo que albergan cientos de especies de aves acuáticas sólo cuando se reproducen e invernan. Prepare su cámara, porque verá flamencos rosas, cigüeñas, garzas reales, ibis, martinetes y muchas otras especies exclusivas de la región. Hay otros protagonistas autóctonos: el caballo de los pantanos, preparado para vivir en los acuíferos. Además, en las reservas es frecuente cruzarse con grandes mamíferos, como los ciervos y sus hermanos, los gamos. Si tiene suerte, incluso podrá avistar un ejemplar del famoso lince ibérico.

El pueblo de La Plancha. Descubra cómo vivía el personal del parque.

Doñana guarda otras sorpresas. A orillas del Guadalquivir, no lejos de Sanlúcar de Barrameda, se encuentra el antiguo poblado de cabañas de La Plancha, donde vivieron algunas de las familias que trabajaron para los duques de Medina Sidonia. En 1969 fue declarado Parque Nacional y sus habitantes pudieron conservar sus chozas.

Espectaculares amaneceres y atardeceres en El Rocío y Matalascañas. Tomar el sol en la desembocadura del Guadalquivir.

Los amaneceres y atardeceres son un gran atractivo en esta región. Al ser una zona llana, se pueden contemplar en todo su esplendor. En El Rocío, hay un precioso amanecer. Justo enfrente de la aldea, hay una marisma en la que se refleja todo el paisaje y donde es fácil ver aves acuáticas de todo tipo. Además, el lugar tiene una fantástica puesta de sol al otro lado, con los caballos de la marisma de fondo. Si buscas buena luz para hacer fotos, debes dirigirte a Matalascañas y contemplar la puesta de sol desde su playa. La foto con los pescadores al fondo es muy auténtica. Si tienes suerte, podrás ver bandadas de pájaros volando en formación. Una última visita a tener en cuenta: Sanlúcar de Barrameda se encuentra justo al final del Guadalquivir. Es una ciudad costera con un centro histórico encantador. La Plaza del Cabildo es un buen lugar para hacer un alto en el camino y comer algo. Y si el calor aprieta, puede darse un baño en la desembocadura del río.